2016(e)ko apirilaren 23(a), larunbata

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Una agradable tarde de primavera estaban juntos un niño y su abuelo. El niño observaba cómo su abuelo escribía una carta con un lápiz y, en un momento dado, le preguntó:
- ¿Abuelo, estás escribiendo una historia que nos pasó a los dos? ¿Es, por casualidad, una historia sobre mí?
El abuelo dejó de escribir, sonrió y le dijo al nieto:
- Estoy escribiendo sobre tí, es cierto. Sin embargo, más importante que las palabras, es el lápiz que estoy usando. Me gustaría que tú fueses como él cuando crezcas.
El nieto miró el lápiz intrigado, y no vió nada de especial en él. El abuelo le siguió diciendo:
- Todo depende del modo en que mires las cosas. Hay en él 5 cualidades que, si las mantienes, te harán una persona en paz con el mundo.

1ª) Puedes hacer grandes cosas, pero no olvides nunca que existe una mano, la de Dios, que guía tus pasos, en dirección a su voluntad.

2ª) A veces hay que dejar de escribir y usar el sacapuntas. El lápiz sufrirá un poco, pero así, estará más afilado. Por eso, debes ser capaz de soportar algunos sacrificios, porque te harán mejor persona.

3ª) El lápiz permite que usemos una goma para borrar lo que está mal. Entiende que corregir algo que hemos hecho no tiene que ser algo malo, sino algo importante para mantenernos en el camino correcto.

4ª) Lo que realmente importa en el lápiz no es la madera ni su forma exterior, sino el grafito que hay dentro. Por lo tanto, cuida siempre lo que sucede en tu interior.

5ª) Siempre deja una marca. Así, has de saber que todo lo que hagas en la vida, dejará trazos. Por eso intenta ser consciente de cada acción.

Este cuento nos enseña que debemos ser como el lápiz y así día a día intentar ser un poquito mejores personas.

Autor: Paulo Coelho. Perteneciente a su libro Ser como un río que fluye.

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