2014(e)ko martxoaren 20(a), osteguna

Cuento: El patito de la Pascua.

EL PATITO DE LA PASCUA

En una bonita laguna, nació un patito muy lindo, blanquito y precioso, con su pico de color amarillo, y sus mofletes colorados, al que llamaron pepito.
Todo el mundo fue a verle, estaban muy contentos porque hubiera nacido, pero a este patito le pasaba algo extraño, y es que, un pequeño cascarón del huevo en el que había nacido, se le había quedado pegadito en la cabeza.
Tan raro era eso, que el resto de patitos, ya no querían hablarle, no era tan lindo como ellos, era un patito muy feo con ese cascarón en la cabeza, así que el patito Pepito estaba todo el día solo y triste, muy, muy triste, no tenía a nadie con quien jugar.
Pero un día, estaba el patito Pepito, nadando en la laguna, cuando de repente algo le ocurrió.
¡Puuuuuummmmmm! Un tremendo golpe se dio en su pequeña patita. El patito Pepito miro para todos los lados y se puso a llorar, se había hecho mucho daño, al poco tiempo, cuando se le paso el dolor, decidió seguir navegando, pero ¡Pummmmmmm! Otro tremendo golpe en su patita.
El patito Pepito, se estaba enfadando y empezó a buscar que era con lo que se había dado, pero no había nada de nada, solo una piedra blanca y fea al fondo de mar…
El patito Pepito, comenzó a quejarse al agua, que había llevado la piedra contra él, dos veces, y por su culpa, se había hecho mucho, mucho daño en la patita, cuando de repente, la piedra blanca comenzó a moverse.
-          Es un huevo- le dijo un águila que pasaba por allí- pero no tiene mamá.
El patito Pepito no hizo caso al águila y siguió su camino, a él no le importaba que esa piedra fuera un huevo.
El patito se fue lejos, muy lejos del huevo, nado y nado para poder descansar. De repente, oyó al resto de patitos que se reían de que un huevito estuviera solo en el lago.
-          Rompámos el cascarón- dijo uno de los patos.
-          Mejor- dijo otro- podemos pegarle una patada.
-          No- les dijo el águila- si hacéis eso, no podrá nacer lo que hay dentro.
Los patitos, dejaron el huevo en paz, pero el patito Pepito estaba muy preocupado, si había alguien o algo dentro de ese huevo y nadie lo cuidaba, puede que el agua de la laguna le diera contra una roca y rompiera el huevo, o que otros patos llegaran y decidieran jugar al futbol con él, ese huevito, necesitaba alguien que lo cuidara.
Así que, el patito Pepito que era muy bueno, cogió el huevo y lo llevo hasta su casa para cuidarlo.
El huevito con los cuidados del patito Pepito, se hizo grande y fuerte, hasta que un día, comenzó a abrirse.
Del huevo blanquito, salió un pequeño cocodrilo, verde, muy verde, y muy bonito. El patito Pepito lo abrazo y le dio mucho, mucho cariño, le enseñó a portarse bien con los demás, y se hicieron muy amigos, siempre estaban juntos.
Al pequeño cocodrilo, no le importaba que su amigo tuviera un cascarón en la cabeza, los amigos no tienen que mirar esas cosas, solo tienen que mirar que el otro amigo sea bueno y se porte bien con los demás.
Como símbolo de amistad, el patito Pepito y el cocodrilo, buscan huevitos que estén solos por la laguna, y lo llevan hasta las casas de los papás que no tienen hijitos, para que los cuiden. Como son de regalo, les pintan de miles de colores, y los ponen muy bonitos.

Estos son los huevos de pascua que el patito Pepito y su amigo el cocodrilo regalan a los demás, porque quieren que todas las personas sean muy felices.

Nosotros, en la Semana Santa, también regalamos un huevo de Pascua, como símbolo de amor, lo pintamos de muchos colores, como hacía el patito Pepito y su amigo el cocodrilo y se lo regalamos a la gente que más queremos.

¿Quieres pintar el tuyo?   

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